Nacida en Mendoza, Argentina, conocida como la tierra del sol y del buen vino. La última hija entre 6 hermanos que pronto comenzarían su retorno al norte del continente americano, donde habían nacido la mayoría de ellos.
Melisa fue criada en las afueras de la popular ciudad canadiense Montreal. Asimiló al inglés como su lengua materna, pero sin olvidar sus raíces argentinas, sus padres se encargaron de ello. Al llegar a la adolescencia, su vida dio un gran giro y sus padres volvieron a la Argentina. Con mucho pesar en ese momento y sin querer irse de su preciado Canadá, Melisa retornó al país que le había dado la vida. Allí, tuvo que aprender a leer, hablar y escribir en español a un ritmo muy acelerado para poder seguir a la par a los demás chicos de su edad. Costó lágrimas y sudor, pero al final, se puede decir, que se fundió con la rica cultura y belleza argentina, amándola y retomando sus valores y haciendo de ellos su forma de vivir.
Fue perseverante y poco a poco, Melisa logró superarse a sí misma. Realizó exámenes de la Universidad de Cambridge para jóvenes con aspiraciones a evaluar su aprendizaje en lenguas extranjeras, estudió en la Universidad Comercio Internacional y Traductor Público de Inglés. Trabajó por más de 10 años en atención al público, entre casinos de 5 estrellas y puestos de ventas y atención al público, mientras estudiaba.
Finalmente, desembarcó en Tenerife, su hogar desde hace ya años. Lugar que le ha dado libertad y paz, trabajo y fortuna, familia y amor. Donde puede trabajar, pero al mismo tiempo disfrutar. Lugar donde finalmente pudo cumplir su propósito por el que nació. Donde puede hablar, conocer a las personas y sus culturas, adquirir nuevas experiencias, disfrutar de comer, hacer Karaoke, ver películas (es una cinéfila) y disfrutar de su familia y amigos que tiene regados por todo el mundo.
¡Qué gran experiencia!, de Sur a Norte y de nuevo otra vez, hasta llegar al Este de todo: ¡Tenerife! Tierra que brinda amor y hospitalidad. ¡Ven! Arriésgate a vivir, a sentir Tenerife. Recuerden, “El que no arriesga, no gana…”, lema de mi vida.